Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Literatura Medieval y Humanismo (página 2)



Partes: 1, 2

Tradiciones de
origen celta

La mitología celta nos es conocida por una serie
de relatos de la aparente religión de los celtas durante
la edad de hierro. Al igual que otras culturas indoeuropeas
durante este periodo, los primeros celtas mantuvieron una
mitología politeísta y una estructura religiosa.
Entre el pueblo celta en estrecho contacto con Roma, como los
galos y los celtíberos, esta mitología no
sobrevivió al imperio romano, debido a su subsecuente
conversión al cristianismo y a la pérdida de sus
idiomas originales, aunque irónicamente fue a
través de fuentes romanas y cristianas,
contemporáneas, que conocemos detalles sobre sus
creencias.

En contraste, la comunidad celta que mantuvo sus
identidades políticas o lingüísticas (tales
como las tribus de escotos y bretones de las Islas
Británicas) transmitió por lo menos vestigios
remanentes de las mitologías de la edad de hierro, las
cuales fueron registradas a menudo en forma escrita durante la
Edad Media.

Épica
medieval

La epopeya medieval refleja el afán de los
pueblos europeos por crearse una identidad nacional, simbolizada
por los héroes antiguos. Las biografías fabulosas y
conflictos de honor de los héroes son los temas de los
cantares de gesta, que también servían para
reforzar la estructura social feudal, al ensalzar a la nobleza
dominante. Los cantares épicos, anónimos, son
difundidos de forma oral por los juglares, por lo que no
tenían una forma fija, y cada juglar los alteraba a su
manera. Estas recitaciones gustaban tanto a los nobles, que
veían reflejados en los héroes épicos sus
propias virtudes, como al pueblo, pues suponían sus
únicos ratos de diversión. Además, eran un
medio de difusión popular de la Historia ya que, aunque
con muchos elementos fantásticos, solían tener el
punto de partida en algún hecho o personaje
histórico, incluso sus datos se incorporaban a las
crónicas históricas en prosa. Muchos poemas se han
perdido y las versiones que conocemos son las que se pusieron por
escrito, generalmente mucho después de su
aparición.

  • EPICA MEDIEVAL
    ALEMANA

Esta literatura, también llamada
germánica, está ligada a los pueblos
germánicos, de los que se sabe muy poco en relación
con lo que se sabe de otros pueblos; lo poco que se sabe se
conoce a través de la obra de Tácito Germania, del
primer siglo; en esta obra se detallan unas costumbres
semi-bárbaras (bárbaro = extranjero, término
griego) que se reflejan en la literatura, es muy importante la
lealtad al rey, incluso más que el amor
familiar.

Esta obra es, además, muy importante porque en
ella el autor proporciona datos sobre la literatura de la
época: poesía belicosa, mezcla de héroes y
dioses (a veces asimilados), politeísta y pagana,
etc.

De todos los pueblos germanos, el más destacado
por su inclinación más intelectual, menos belicosa,
fue el pueblo godo. Este pueblo se dividió en dos ramas:
ostrogodos Ostgoten y visigodos Westgoten.

Dentro del pueblo godo fue fundamental la
traducción que hizo de la Biblia el Obispo Wulfila (s. IV)
al gótico. Con esta traducción Wulfila creó
una escritura gótica, con mezcla de escritura latina,
griega y runas. Así este pueblo pudo contar con lengua
escrita además de oral.

Estos pueblos germanos, muy divididos en tribus y
estirpes, habían iniciado sus movimientos migratorios en
el s.II y con ellos produjeron una modificación del mapa
de entonces.

Hay restos literarios de gran importancia.

Con el transcurrir de la historia surgió un
problema entre las distintas tribus germánicas: el idioma.
Así los francos y otras tribus que se establecieron en la
Galia, hablaban galo; mientras que las tribus germanas que
permanecieron en la parte oriental del Rin, siguieron halando
diversos dialectos germanos.

Entonces las tribus germanas dejan de tener una lengua
común. Los que se quedaron en la parte oriental, de
dialecto germano, denominaron a su lengua diutisc (lengua
popular) para diferenciarlo del latín y de ahí
deriva el término deutsch.

Así, un término que nació para
designar un dialecto, se convierte en adjetivo para denominar un
pueblo; el diutisc se convierte en la lengua hablada por los
germanos orientales, durante el imperio
otónico.

El «Cantar de
Hildebrando».

Teodorico el Grande (muerto en 526), rey de los
ostrogodos y conquistador de Italia, la presa más
codiciada por los pueblos del norte, se convirtió entre
los germanos en una figura gloriosa, representativa de la fuerza
y la esencia de su raza, que llegó a transformarse en un
personaje fabuloso, llamado Teodorico de Bern (o sea Verona), que
aparece celebrado en cantos consagrados a su propia leyenda y que
interviene en otros ciclos heroicos.

Poemas de tema religioso.

Del siglo IX se conservan algunas muestras de
poesía narrativa que revelan un curioso cruce entre los
temas cristianos y la tradición épica
germánica, como ocurre en el extenso poema El Salvador
(Heliand), escrito en antiguo sajón por un monje de Fulda
entre los años 822 y 840, poetización popular de
partes del Evangelio, a veces con dilatadas amplificaciones y con
cierta adaptación a la mentalidad de un público
acostumbrado a oír relatos heroicos; y en el breve
Muspilli (palabra enigmática, que tal vez significa
«el fin del mundo»), escrito en alto alemán
hacia el año 825, que trata del día del Juicio
inspirándose en el Apocalipsis y mezclando elementos
paganos y germánicos con los cristianos.

El «Cantar de
Ludovico».

El Cantar de Ludovico (Ludwigslied), en dialecto
francorrenano, es el primer poema histórico de lengua
alemana y celebra la victoria que el 3 de agosto de 881 obtuvo el
rey franco Luis III contra los invasores normandos en la batalla
de Saucourt. El poema, que revela conocer la épica culta
en latín de los carolingios, constituye una
glorificación del rey y una acción de gracias a
Dios por la victoria, y fue escrito a raíz de la batalla.
Es de notar que esta victoria de Luis III sobre los normandos se
cargó de elementos legendarios que aparecen en el cantar
de gesta francés llamado Gormont e lsembart, que
más adelante será mencionado.

El «Beowulf».

Las leyendas germánicas se manifestaron
también en la Inglaterra anglosajona. Un rey
histórico de los godos, Beovulfo, que luchó en el
siglo VI contra los francos, fue convertido en personaje
legendario, al que se atribuyeron singulares proezas que se
situaban entre los daneses de la Suecia meridional. La leyenda de
este rey llegó a Inglaterra, donde se escribió,
hacia el año 800, el poema Beowulf, en cuatro mil versos.
Beovulfo, guerrero godo, vence a Grendel, hombre monstruo que
raptaba y devoraba a los guerreros daneses; luego, coronado rey,
muere heroicamente tras luchar con un dragón que infestaba
el país y matarlo, sacrificándose por sus vasallos.
Beowulf es una especie de versión erudita de leyendas
tradicionales con inclusión de elementos moralizadores y
cristianos. La poesía narrativa anglosajona tiene un buen
cultivador en Cynewulf que trata temas cristianos.

Los «Edda».

Las leyendas germánicas ofrecen una notable
riqueza y gran variedad en tierras de Islandia y en la
península escandinava, donde hallamos versiones primitivas
de temas desarrollados luego en alemán y una larga serie
de narraciones de carácter heroico y
fantástico.

Los escaldas.

Más reciente es la actividad de los escaldas (o
sea «poetas»), escritores que vivían en las
cortes noruegas, que seguían a los reyes, y cuya
producción se caracteriza por un rebuscado y artificioso
refinamiento, propio para complacer aun público
minoritario, y por cierto influjo de la literatura
céltica.

Las sagas.

Simultáneamente a la producción de los
edda y de los escaldas, en Islandia y en Noruega ciertos
narradores profesionales, llamados sagnamenn, conservaban
oralmente una serie de relatos tradicionales, denominados sagas,
que a partir del siglo XIII fueron confiados a la
escritura.

La «Saga de
Teodorico».

Mención especial merece la Saga de Teodorico
(Thidhreks saga), escrita a mediados del siglo XIII. Se basa en
leyendas alemanas, cuyo núcleo ya parece formado en el
siglo VIII, como demuestra el Cantar de Hildebrando, antes
citado, y tiene por teatro tierras de Italia, Hungría y
Rusia.

Los
«Nibelungos».

La leyenda de los Nibelungos y de Sigfrido constituye la
creación más considerable de la epopeya
germánica, y, gracias a la ópera de Wagner, es hoy
día universalmente conocida. Los núcleos
originarios de esta leyenda parecen derivar de tradiciones
antiquísimas de tipo mitológico, que adquirieron la
primera forma literaria a que podemos remontamos en cantos del
edda posiblemente creados en los siglos VIII a XI, transmitidos
oralmente y luego confiados a la escritura en el XII. o el
XIII.

El «Cantar de
Gudrún».

A los Nibelungos sigue en importancia el Cantar de
Gudrún (Kudrun), cuya redacción orgánica se
debe a un poeta austríaco que lo compuso entre 1230 y
1240, inspirándose en la técnica narrativa y en la
versificación de aquél. El Cantar de Gudrún
recoge elementos tradicionales primitivos, que conocemos por
versiones populares de cantos tradicionales, y divide la materia
en tres partes, en cada una de las cuales se relatan asuntos
distintos sólo enlazados por el parentesco existente entre
los héroes, el rey Hagen y la princesa Hilde, abuelo y
madre de la hermosa Gudrún y del joven Ortwin.
Gudrún es hecha prisionera por el príncipe Hartmut
de Normandía, al que antes la doncella había
rehusado como esposo porque estaba enamorada de Herwig de
Zelandia.

4.4.2. LA ÉPICA MEDIEVAL EN
ESPAÑA

El género épico gozó de una gran
producción en la Edad Media. Sin embargo, las
características del mismo son distintas en España
que en el resto de Europa.

Si bien el origen de la literatura española se
halla en el fondo de la Edad Media, un siglo antes de lo que se
creía para 1948 con la aparición del corpus de
jarchas descubiertas por el hebraísta, Samuel M. Stern, en
tiempos anteriores encontramos al Cantar del Mío Cid como
punto de partida de lo español en la
literatura.

Generalidades de la épica
española

Existen tres características
fundamentales en la épica tradicional:

1) Narración heroica en
verso, a excepción de las sagas nórdicas que se
escriben en prosa.

2) Línea temática
basada en la búsqueda del honor a través del
riesgo; el héroe, que pierde o ve atacado su honor,
realiza una serie de proezas para recuperarlo.

3) El carácter asertivo de
describir la defensa y el triunfo de valores colectivamente
reconocidos; estos valores son representados en el argumento por
el héroe en su carga positiva (como lo apunta Bowra en su
libro, "La poesía heroica", de 1952) y por los enemigos en
su carga negativa.

Para la Edad Media, el nombre del
género épico cambia al de Cantar de gesta, debido a
su difusión, cantada por los juglares.

Diferencias entre los cantares de gesta
españoles y los del resto de Europa

La primera gran y notoria diferencia entre
la épica medieval española y las del resto de
Europa es el tamaño del corpus: Son muchas menos las obras
que se conservan en España que las que sobrevivieron en
otras partes del viejo continente. De hecho, los poemas
épicos que, de alguna manera, han sobrevivido en
España, son poemas incompletos y reconstruidos.

Otra diferencia significativa entre el
género épico español y la épica del
resto de Europa es el ámbito en el que se desarrollan los
argumentos: no encontramos en éstos grandes
acontecimientos entre reinos, sino hechos más locales que
involucran promesas rotas, deshonras, envidias, pasiones,
etc.

Tomando como parámetro los textos
épicos más representativos del corpus
español, El Cantar de Mío Cid, por ser el de mayor
extensión y el que se encuentra en mejor estado, y el
Cantar de los siete infantes de Lara, por ser el mejor
reconstruido, mencionaré algunas de sus
características principales.

4.4.3. EPICA MEDIEVAL
FRANCESA

En lengua francesa se conservan el mayor número y
los más antiguos cantares de gesta románicos, que
se pueden cifrar en un centenar. A principios del siglo XIII era
creencia que la epopeya francesa se podía reducir a tres
grandes ciclos de cantares: el de los reyes de Francia o de
Carlomagno, el de Doon de Mayence y el Garín de Monglane.
Tal distribución, aunque no muy exacta ni acertadamente
designada con estos nombres, es útil porque intenta poner
orden en tan vasta materia, pero conviene no olvidar que la
agrupación cíclica encadena uno tras otro cantares
de estilos muy distintos y de épocas muy diversas, y no es
raro que los que narran los acontecimientos más antiguos
sean más modernos que los dedicados a hechos centrales y
posteriores.

Siguiendo más o menos un orden argumental o
presuntamente histórico de acontecimientos, se halla en
los principios del ciclo de los reyes de Francia, prescindiendo
de los que se remontan demasiado, los cantares de las mocedades
de Carlomagno, como el de Berta la de los grandes pies (Bertrte
aus grans pies) y el Mainet, este último basado en la
leyenda castellana de Alfonso VI de León y la mora Zaida.
Ya emperador, vemos al héroe emprender una fabulosa
peregrinación a Jerusalén y Constantinopla
(Pélerinage Charlemagne), de donde trae a Occidente
preciosas reliquias de la pasión de Cristo. Luego los
sarracenos invaden Italia, adonde acude presuroso Carlomagno; y
entre sus tropas se encuentra su sobrino Roldán, casi un
niño, que realiza sus primeras hazañas (Aspremont),
si bien unas preciosas reliquias quedan en poder de los
sarracenos, los cuales, derrotados en Italia, se trasladan con
ellas a España (Fierabrás), tierra en que tienen
lugar numerosas campañas de los francos, que acaban con la
famosa batalla de Roncesvalles (Cantar de Roldán).
Después del desastre en los desfiladeros pirenaicos y la
inmediata derrota de los moros de España, a ésta
emprenden otra expedición los hijos de los guerreros de
Carlomagno (Gui de Borgogne), y finalmente, en el cantar de
Anseis de Cartage (tal vez de la Cartaginense), inspirado en la
leyenda castellana de don Rodrigo, el último godo, la
península queda finalmente pacificada por los francos. El
lector habrá advertido la constante desfiguración
histórica que suponen estos cantares en su conjunto, que
nos llevan a una España toda ella hecha cristiana por los
francos por lo menos dos siglos antes de que ellos, con la
conquista de Granada, fuera una realidad en la que nada tuvieron
que ver los franceses. La epopeya es, en gran medida, un
curiosísimo ejemplo medieval de lo que ha venido a
llamarse «historia ficción».

La muerte de Carlomagno y el advenimiento al trono de su
hijo Ludovico enlaza en cierto modo el ciclo de los reyes de
Francia o carolingio con el denominado de Garin de Monglane. Se
hace de éste el tronco de un famoso linaje de
héroes altivos y fieros que aparecen como defensores del
decaído poder real, aunque siempre sean mal recompensados
por sus soberanos. Hijo de Garín es Girart de Vienne
(así se intitula el cantar a él dedicado),
señor feudal que, ofendido por Carlomagno, se
desnaturaliza de él y se hace fuerte en Vienne, en el
Delfinado, contra los ejércitos reales, y no se llega a la
paz hasta que un ángel del Señor se interpone entre
Roldán y Oliveros, paladines de ambos bandos, que desde
entonces quedarán unidos en entrañable
camaradería caballeresca. Al regreso de Roncesvalles,
Aymerí, sobrino de Girart, es investido por Carlomagno del
peligroso feudo de Narbona, donde el caballero fija su residencia
(Aymeri de Narbonne). Tiempo después los siete hijos de
Aymerí son enviados a ganarse tierras en países
sarracenos, pero todos ellos acuden al lado del padre cuando
éste se ve cercado por el enemigo (Les Narbonnais). Muerto
Aymeri, hereda la primacía heroica su hijo Guillermo,
llamado «el de la nariz aguileña» (luego
«de la nariz corta»), el cual defiende la debilidad
del rey Ludovico frente a turbulentos nobles que quieren
despojarle de la corona de su padre, Carlomagno (Li coronemenz
Loois); pero no recibe galardón alguno por su fidelidad
(Lecharroi de Nimes), y se adueña del feudo de Orange
conquistándolo a los sarracenos (La prise d'Orange). Ya
viejo, Guillermo realiza sus mayores hazañas luchando en
una feroz batalla contra los mahometanos (Chançun de
Willelme y Aliscans), y finalmente se retira a un monasterio,
hasta que Dios lo llama al paraíso (Le moniage Guillaume).
Este ciclo es denominado, tal vez con acierto, el ciclo de
Guillermo.

El llamado ciclo de Doon de Mayence, o Maguncia,
pretende agrupar una serie de cantares cuyo tema es la
rebelión de señores feudales contra el poder de los
reyes de Francia. Cantares como los de Gormont e Lsembart, Girart
de Rossilhó, Raoul de Cambrai, Les quatre fils Aymon,
Ogier de Danemarche, etc., aunque no unidos temáticamente
los unos a los otros, tienen de común el carácter
rebelde de sus héroes.

Esta mezcla de fantasía y de historia, este
elevar a la categoría de héroes a personajes de
escaso relieve histórico, juntamente con la fabulosa
geografía en que transcurre este cúmulo de
aventuras, de lances, de expediciones, de batallas, de
sublevaciones y de amores, dan a los cantares de gesta franceses
el mérito de traducir una potente imaginación
literaria.

El paso de la historia a la gesta, o sea de lo que
realmente ocurrió en Roncesvalles al más antiguo de
los textos del Cantar de Roldán, nos brinda un excelente
ejemplo del nacimiento de una epopeya, y por ello vale la pena de
dar una sintética versión de lo que aquí
entra en juego. Sabemos que al proclamarse 'Abd al-Rabmán,
en Córdoba, emir independiente de los lejanos califas
abasidas de Damasco, no todos los musulmanes españoles
aceptaron la nueva señoría, y en el norte de la
península algunos gobernadores o reyezuelos se opusieron a
Abd al-Rabmán, incluso con las armas, y la ciudad de
Zaragoza se mantuvo fiel a Damasco. Algunos de estos gobernadores
irreductibles, entre ellos al- Arabi, señor de Barcelona y
de Gerona, emprendieron un largo viaje a Paderborn (Westfalia),
donde conferenciaron con Carlos, rey de los francos, y lo
convencieron de que los apoyara enviando una expedición
militar a España, en lo que éste vio la posibilidad
de establecer al sur de los Pirineos una especie de protectorado
que defendería sus extensos dominios de presuntos ataques
por parte de Abd al-Rabmán. Carlos convocó un
poderoso ejército, que dividió en dos columnas, las
cuales atravesaron los Pirineos por Navarra y por Cataluña
y convergieron en Zaragoza, ciudad que, mientras tanto, se
había sometido al emir de Córdoba y por ello se
cerró a los francos, que no pudieron conquistarla. Carlos,
convencido de que había sido traicionado por los moros que
fueron a verle a Paderborn, aprisionó a varios de ellos,
entre ellos a al-Arabi, y emprendió el regreso a Francia
en una sola columna. En la baja Navarra el ejército franco
sufrió un golpe de mano de los moros, que consiguieron
libertar a al- Arabi; y al llegar a la cumbre de los Pirineos la
retaguardia, en la que figuraba Roldán, gobernador o
marqués de Bretaña, fue aniquilada por los vascos,
que cayeron inopinadamente sobre los francos desde las altas
cumbres y los mataron a todos, acción que tuvo efecto el
15 de agosto del año 778.

Humanismo

Dentro del contexto anteriormente descrito surge el
humanismo, el cual es un movimiento desarrollado en Europa desde
el siglo XVI que rompió con las tradiciones
escolásticas medievales y exaltó las cualidades
humanas, por lo que comenzó a dar sentido racional a la
vida. Es decir, se pone énfasis en la responsabilidad del
propio hombre para darle sentido a su vida, sin recurrir a la
existencia de un mundo trascendental o un dios y como
consecuencia se considera al hombre como centro y medida de todas
las cosas que vendría siendo un pensamiento
antropocentrista.

Desde un punto de vista filosófico el humanismo
es una actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor
de la persona ya que uno de sus principios básicos es que
las personas son seres racionales que poseen en si mismas
capacidad para hallar la verdad y practicar el bien.

El término humanismo se utiliza también
con gran frecuencia para describir el movimiento literario y
cultural, ya que una persona que se dedica al estudio de las
letras y las artes es considerado un humanista. Este renacimiento
de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo
clásico por sí mismo, mas que por su importancia en
el marco del cristianismo.

La recopilación y traducción de
manuscritos clásicos se generalizó, de modo muy
significativo, entre el alto clero y la nobleza pues la
invención de la imprenta, a mediados del siglo XV,
otorgó un nuevo impulso al humanismo mediante la
difusión de ediciones de los clásicos. Aunque en
Italia el humanismo se desarrolló sobre todo en campos
como la literatura y el arte, en Europa central, donde fue
introducido por los estudiosos alemanes, el movimiento
penetró en ámbitos como la teología y la
educación.

Una característica muy notable del humanismo es
que en vez de valorar el conocimiento en función de la
realidad, lo hace, por su utilidad o educación. Humanistas
y pragmatistas confunden la verdad con la utilidad, por esta
razón, el conocimiento conserva para ellos un valor
instrumental. Es innegable que no hay un momento de la vida
intelectual que no obedezca a un fin, y que todo fin debe estar
en relación con la naturaleza humana, pero los fines
humanos forman series complejas subordínales a un sistema
cultural, que es la plena realización del ideal
humano.

Este movimiento va a traer aparejado un cambio de
actitud que llevará a los europeos a expresar su
extroversión hacia ultramar, y estos entrarán en
contacto con otros mundos y con otras civilizaciones, pero no
siempre con un alma dialogante, sino con la pretensión de
imponer sus formas de civilización.

Por conclusión los humanistas compartían
que la razón y la ciencia son suficientes para la
comprensión del mundo.

Los debates intelectuales, las transformaciones en el
pensamiento, y las nuevas formas de piedad y las demandas de
reforma, constituyen una parte de los cambios de actitud en la
concepción del hombre y la visión del mundo a los
que podemos denominar Humanismo. Lejos del concepto de Humanismo
como fenómeno renacentista, antagónico de lo
medieval, el Humanismo es tan medieval como lo son los siglos XIV
y XV, aunque su interés, orientación y
ámbito de desarrollo sea diferente de conceptos que
podemos llamar medievales. El Humanismo nace en ambientes
burgueses y urbanos como respuesta a inquietudes culturales no
satisfechas por la cultura clerical y el método
escolástico; responde a una mentalidad que se niega a la
aceptación, sin más, de autoridades, que gusta de
la observación, y que busca en las obras de la
Antigüedad clásica un modelo y una fuente de
inspiración. El Humanismo italiano es el movimiento
literario, cultural, artístico e ideológico que se
desarrolló en Italia entre los últimos decenios del
siglo XIV y los primeros años del siglo XVI, y se
caracterizó como una vuelta al estudio de la
Antigüedad clásica, en oposición a la
filosofía escolástica, la lógica y la
teología dominantes en las universidades del norte de
Europa, París y Oxford especialmente. Como principal
precursor tenemos a Francesco Petrarca y sus primeros exponentes
fueron los humanistas florentinos de la primera mitad del siglo
XV, como Coluccio Salutati, Leonardo Bruni o Poggio Bracciolini.
En cierto sentido, toda esta mirada retrospectiva tiene un
paralelo en la búsqueda de una pretendida simplicidad y
pureza en el Cristianismo primitivo; también el
espíritu que demanda reformas aboga por un retorno a la
Antigüedad clásica, a los orígenes del
Cristianismo. No se trata solamente de una vuelta admirada hacia
el pasado clásico: hay un cambio sustancial en la
concepción de la vida del hombre como algo no simplemente
fugaz, un mero transito, sino como una etapa destinada a dejar
memoria, y, en consecuencia, una diferente forma de entender la
muerte como una dolorosa ruptura con un mundo placentero. A
diferencia de la concepción cíclica de la Historia
que poseen los clásicos, los humanistas conciben la
Historia en una dirección rectilínea y cada
temporalidad es distinta. El tiempo de cada hombre es distinto,
valido y único para sí.

El Humanismo es, esencialmente, una forma de entender la
vida y el hombre, que pasa a ser el centro de una sociedad menos
teocéntrica de lo que ha venido siendo hasta ahora; el
Humanismo es, a veces, crítico con algunas posiciones
eclesiásticas, como lo fueron los movimientos
reformadores, pero no ha de confundirse una actitud que,
generalmente, no es contraria a la fe, sino anticlerical. Son
hechos muy distintos, hasta el punto que cierto anticlericalismo
puede actuar, en ocasiones, como eficaz defensa de la fe. El
Humanismo considera el éxito como una manifestación
de la virtud. La riqueza honestamente adquirida es una prueba de
superioridad y base, a su vez, de virtud, ya que permite al
hombre hacer bien a los demás. Es el Humanismo una actitud
cultural que busca en el estudio de los clásicos una
incorporación de sus concepciones, no un simple
aprendizaje; un nuevo modo de cultura, con el rechazo del
anquilosado método escolástico. Su postura puede
ser antiescolástica, pero el estudio de los
clásicos se hace a través de los códices
amorosamente custodiados en las bibliotecas monásticas,
evidente aportación medieval. Se desarrolla al margen de
la universidad, dominada por la escolástica, pero, ya en
el siglo XV, los humanistas se incorporan a los claustros
universitarios. Los inicios de la concepción humanista
pueden ser hallados en un autor y en obras tan medievales como
Dante Alighieri y su "Divina Comedia" y "De Monarchia". El hombre
como centro, el amor plenamente humano y la pasión
política constituyen líneas conductoras de la
primera de las obras. La segunda expone una concepción
plenamente medieval del Imperio, pero también de una
Monarquía absolutamente laica al margen de la
jerarquía eclesiástica, es decir, un ideal
plenamente humanista. En Francesco Petrarca (1304-1374) hallamos
muchos de los rasgos definitorios del Humanismo, dentro del
más estricto respeto a la Iglesia y a las verdades de la
fe, sin perder de vista las inquietudes del momento y los ideales
políticos; el gusto naturalista por el paisaje, la
preocupación por la gloria personal, el recuerdo de la
grandeza de Roma, y también la concepción del
estado religioso como la máxima perfección, sin que
se hallen ausentes graves contradicciones con ese estado
religioso. Estos rasgos componen algunas de las
características esenciales de la época. Petrarca
estudia los clásicos y lee habitualmente a san
Agustín, cuyas "Confesiones" constituyeron una lectura
casi diaria; vibrante en su patriotismo italiano, residió
gran parte de su vida en Aviñón al servicio del
Pontificado, y recorrió Francia y Alemania, lo que le
permitió acceder a importantes bibliotecas y mantener
contactos con numerosos intelectuales. Ejerció un gran
influjo en la difusión de los valores humanísticos
y en la orientación de la producción literaria y
del nuevo estilo poético. Relacionado estrechamente con
él, Giovanni Bocaccio (1313-1375) aparece también
como una síntesis de concepciones humanísticas y
medievales; inmoral en su forma y moralizante en sus objetivos,
anticlerical, pero también satírico con los
defectos de la burguesía, y ensalzador de los valores
caballerescos. La proliferación de copias de su
"Decamerón" demuestra su sintonía con los valores
de una época a la que incorpora temas desarrollados por la
literatura medieval, y también la novedad de sus
planteamientos. Durante el medio siglo que, casi
simétricamente, compone el último cuarto del siglo
XIV y el primero del siglo XV, los humanistas recopilan los
textos clásicos y realizan su estudio, no sólo de
las obras latinas ya conocidas, y de otros autores latinos poco
conocidos u olvidados, sino de muchas obras griegas, que dan el
tono de intima unidad de la cultura clásica. La
situación del Imperio bizantino y la consiguiente huida de
intelectuales griegos hacia Occidente, así como los
contactos entre la Iglesia latina y la griega, en especial en los
concilios de Constanza y Basilea, impulsaron decisivamente el
conocimiento de la lengua y de los autores griegos. Instrumento
esencial de ese estudio crítico es la formación de
bibliotecas que llegan a alcanzar un número extraordinario
para la época, como la que van formando los Médici;
entre todas ellas ninguna tiene el volumen que la Vaticana,
fundada por Nicolás V. Lo más interesante es la
dimensión de estas bibliotecas como instrumento de
adquisición del saber, al servicio de los estudiosos,
evidentemente un círculo muy restringido.

El Humanismo era recuperación de textos y
autores, pero no para su utilización como autoridades
aceptadas sin más, al modo escolástico, sino como
medio de ampliar la formación del estudioso, elevar su
capacidad intelectual y su virtud, y, por tanto, desarrollar la
capacidad creadora del hombre. Había ahí otra
característica esencial: el Humanismo pretende formar
minorías dirigentes, no clérigos. Una
aristocratización de la cultura, como propia
únicamente de selectos círculos, es inherente al
Humanismo. Es también una pedagogía que propone un
distinto sistema de valores; la enseñanza de las lenguas
clásicas es, en fin, imprescindible medio para el
conocimiento directo de los autores y vehículo de
expresión de los nuevos valores y el estilo
humanístico. Humanistas de esta época fueron
Coluccio Salutati, Guarino de Verona, Vittorino de Feltre,
Niccolo Niccolini, Leonardo Bruni y León Battista Alberti,
cuya obra se prolonga en el tercer cuarto del siglo XV, por citar
algunos de los nombres más relevantes. La tercera fase del
Humanismo alcanza la plena madurez, especialmente en la segunda
mitad del siglo XV, al tiempo que se incrementa la llegada de
intelectuales griegos, ya antes de la caída del Imperio,
como, evidentemente, tras sucumbir Constantinopla. El Humanismo
se difunde desde determinados centros, habitualmente cortes
principescas, que, protegiendo a los intelectuales, se convierten
en focos culturales. Todas las ciudades italianas lo son en gran
manera, pero destacan considerablemente Florencia, Roma y
Nápoles. Florencia ofrece una nueva generación de
humanistas tales como Poggio Bracciolini, autor de una historia
de Florencia; Francesco Filelfo y Gianozzo Manetti. El impulso
humanista de la Corte pontificia romana les atrajo hacia
allí: Nicolás V encargó a Filelfo una
traducción de la "Ilíada" y la "Odisea", que no
pudo concluir antes de la muerte de su protector, y nombró
a Manetti su secretario. La escuela florentina ejercerá
indiscutida hegemonía a finales del siglo XV, durante el
gobierno de Lorenzo de Médicis.

La llegada al solio pontificio de Tomas Parentucelli,
Nicolás V, y de Eneas Silvio Piccolomini, Pío II,
convierte a Roma en otro de los grandes focos del Humanismo. En
ella descuellan figuras como las de los propios
Pontífices: Pío II, creador del término
europeo, en su reflexión "De Europa", sobre el concepto de
civilización; la de Nicolás de Cusa, hombre de
ciencia, expositor del heliocentrismo, bastante tiempo antes que
Galileo, y también crítico del conciliarismo
radical, a pesar de su inicial defensa de la idea conciliar;
también Flavio Biondo, innovador de la metodología
histórica. La Corte napolitana de Alfonso V constituye un
gran centro humanista, indudablemente por las propias
convicciones de un monarca de cultura tan notable como el
soberano aragonés, el hombre que, todavía muy
joven, causó sensación en los embajadores alemanes,
cuando, a causa de la grave enfermedad de su padre, hubo de
llevar personalmente las negociaciones de Perpiñán,
que abren el paso hacia la retirada de obediencia a Benedicto
XIII. Las difíciles relaciones de Alfonso V con
Martín V y Eugenio IV, perfectamente explicables en el
contexto general de la política, justifican la
desconfianza con que en la Curia romana fue visto el Humanismo, y
los esfuerzos que hubieron de desarrollar los mismos
Pontífices, casos de Calixto III y Pío II, para
suavizar la resistencia de los sectores más tradicionales
y romper la identificación de los humanistas con los
enemigos del Cristianismo y de la Iglesia. Figura esencial del
Humanismo en la Corte napolitana es Lorenzo Valla, cuya labor no
se limita solamente a este centro: trabajó en
Pavía, luego en Nápoles y, finalmente, en la Roma
de Nicolás V. Sus estudios filológicos, por ejemplo
sus "Elegantiae linguae latinae", extraordinariamente difundida,
y la aplicación de sus conclusiones al análisis de
los textos, le llevó no solamente a una mayor
matización de su pensamiento en lo filosófico y
teológico, sino a una demoledora critica textual que para
muchos resultaba escandalosa. En "De falso credita et ementita
Constantini donatione declamatio", se venía a demostrar la
falsedad de la llamada "Donación de Constantino", y, en
consecuencia, se reclamaba la necesaria renuncia al poder
temporal del Pontificado. Aunque su crítica es la
lógica conclusión de sus postulados, es conveniente
entenderla en el contexto del enfrentamiento entre Alfonso V y
Eugenio IV, y, por tanto, no se trata simplemente de un debate
meramente intelectual.

En su "De professione religiosorum" se hacían muy
duras críticas a la indisciplina e inmoralidad que
realmente se habían difundido entre los clérigos; a
pesar de la veracidad de sus acusaciones era muy difícil
que Valla no fuese considerado un enemigo de la Iglesia, y que
ese recelo se extendiese hacia los humanistas en general: su
admiración por la cultura clásica y muchas de sus
expresiones les hacen aparecer como nuevos paganos. Por esta
razón, se produce una reacción en la Curia
pontificia contra los humanistas, reacción que se
consolida con la elección de Paulo II y que significa el
cierre de Roma al Humanismo; el fenómeno es coincidente
con la muerte de Alfonso V, que significa también cierto
retroceso del Humanismo napolitano. Todo ello contribuye a que
Florencia, especialmente bajo el gobierno de Lorenzo el
Magnífico, alcance la culminación del Humanismo. En
Florencia, protegido por los Médici, trabajará
durante años Marsilio Ficino, que orientará a la
escuela florentina hacia el neoplatonismo, abandonando
definitivamente el aristotelismo. Traductor de las obras de
Platón, intentó Ficino una conciliación
entre las teorías platónicas y la religión
cristiana, que, en muchos aspectos, ofrecían similitudes;
a pesar de ello hubo de confesar, en "De christiana religione",
el fracaso de su propósito. No obstante, no dejó de
recibir acusaciones de peligroso sincretismo. Culmina la escuela
florentina con Giovanni Pico della Mirandola, discípulo de
Ficino; su obra, no muy amplia debido a la brevedad de su vida,
incorpora al pensamiento humanista la "Cábala" y la
interpretación simbólica de la escritura; la
influencia judía se reforzó con la
instalación en Florencia del grupo de intelectuales
judíos expulsados de Castilla, en particular el circulo de
Isaac Abarbanel.

La filosofía platónica está basada
en la existencia del mundo de las Ideas y el mundo del Ser,
contrapuestos al mundo de las Apariencias. La formación
del mundo se debe a una inteligencia, a un demiurgo, que
desarrolla las apariencias (no ser) tomando las ideas como punto
de partida. El individuo está formado de cuerpo y alma,
siendo ésta inmortal. Existe un número limitado de
almas por lo que es necesaria la reencarnación. Esta
unión de alma y cuerpo es accidental y violenta. Estos
planteamientos están recogidos en sus principales obras
como "El banquete", "La república", "Timeo" o
"Fedón", estructuradas en forma de diálogos donde
el protagonista es Sócrates hablando con sus
discípulos.

Lorenzo el Magnífico pertenecía a una de
las familias más importantes de Florencia: los
Médicis, estirpe de banqueros que había ocupado
importantes puestos en la dirección política de la
ciudad. Ya desde joven Lorenzo manifestó interesantes
dotes para los asuntos de gobierno. Tras el fallecimiento de su
padre, Pedro de Médicis, ocupó con su hermano
Julian la dirección de la República de Florencia,
continuando el esquema de gobierno iniciado por su abuelo, Cosme
el Viejo, enfocado a la consecución del equilibrio
necesario para el desarrollo de la república. Para ello
realizó una serie de campañas encaminadas a evitar
el excesivo protagonismo de otros territorios del norte italiano.
Así se alió con Milán y Venecia contra el
papado y Nápoles, lo que provocó la
conspiración de los Pazzi en 1478 que acabó con la
vida de Juliano. El pueblo florentino apoyó a los
Médicis y Lorenzo vio reforzada su autoridad.
Paulatinamente realizó una política de amistad con
los territorios vecinos, culminada con la alianza con el papado y
Nápoles, obteniendo el capelo cardenalicio para su hijo
Juan que alcanzará el papado con el nombre de León
X. La labor como promotor artístico y mecenazgo de Lorenzo
será fundamental para el desarrollo del humanismo en el
Renacimiento, rodeándose de importantes colaboradores como
Pico della Mirandola, Marsilio Ficino, Botticelli, Ghirlandaio o
Verrocchio, participando en esas labores literarias con la
publicación de sus rimas, sonetos y sus "Selve
d´Amore".

5.1. CARACTERISTICAS DEL
HUMANISMO

  • Ideal Antropocéntrico: El Humanismo le
    otorga al hombre un papel central en el universo. Se
    considera que es el vínculo entre lo material y lo
    espiritual, el microcosmos de un universo compuesto de ambas
    cosas. Se restauró la fe en la capacidad del ser
    humano. Frente al Geocentrismo Medieval, que se manifestaba
    en el estudio casi exclusivo de temas relacionados a la
    Iglesia, el Humanismo propone los "estudia humanitatis",
    estudios centrados en el ser humano, sobre la base de la
    formación clásica greco latina.

  • Respeto a la Mujer: Surge el respeto a la
    mujer de una manera más clara, en abierta
    oposición con la postura medieval, que la postergaba y
    censuraba, identificándola con el modelo de pecado que
    presentaba el Génesis. Se vuelve a ver en Venus, el
    ideal de la belleza.

  • Preocupación por la religión:
    Hubo
    marcada religiosidad en el Humanismo del siglo XVI,
    aunque el tema de a inmortalidad del alma causó
    controversia entre los humanistas italianos de fines del
    siglo XV. A pesar de que el sentimiento religioso no
    desaparece, surgen modelos paganos, contrapuestos a los
    ideales ascéticos propuestos por la Iglesia en
    épocas pasadas.

  • Importancia de la Filosofía:
    Platón fue el filósofo por excelencia,
    estudiado durante el Renacimiento, una especie de "divino
    Moisés", descubridor de muchos sombríos
    secretos, ocultos durante la Edad Media.

  • Curiosidad por lo oculto: Famosos humanistas
    creyeron en la Astrología, otros, aprendían
    hebreo para saber manejar la Cábala.

  • Desarrollo Intelectual: Los hombres del
    Humanismo, mezclaban en su intelectualismo las tradiciones de
    la cultura popular medieval. Se desarrollo fuertemente la
    Dialéctica, que se convirtió en una base para
    la interpretación del conocimiento de la época.
    Frente al dogmatismo teológico de la Edad Media, el
    Humanismo propone el desarrollo del Diálogo y la
    Epístola, géneros literarios propios del
    Humanismo.

  • Ideal Renacentista: Desarrollaron un criterio
    estético influenciado por el clasicismo renacentista.
    Ésta se plasmó, por ejemplo, en un nuevo tipo
    de letra, la redonda conocida como letra humanística,
    imitada de la letra uncial latina antigua, que vino a
    sustituir poco a poco a los incómodos palotes de la
    letra gótica medieval.

  • Imitación de modelos greco latinos:
    Sobre todo de la lengua greco latina, bajo la forma de
    mimesis o copia.

Optimismo :Surgió un sentimiento de
optimismo en clara oposición con el pesimismo de
épocas anteriores.

Autores
representativos del Humanismo

Los principales autores del humanismo
fueron

  • LEONARDO DA VINCI

Prototipo absoluto del hombre humanista del
Renacimiento, Leonardo da Vinci ejercerá de pintor,
escultor, ingeniero, músico, geómetra,
teórico…un visionario cuya realidad no será
marco adecuado para el desarrollo completo de su capacidad,
siendo quizá ese el motivo por el que su figura ha llegado
a la actualidad envuelta en un halo de misterio.

A lo largo de su vida, como se ha
señalado ya, su interés se centrará en
materias diversas, pero será a la pintura a la que dedique
sus mayores esfuerzos. A pesar de que su obra se puede considerar
perteneciente a comienzos del Cinquecento, el espíritu de
Leonardo es atemporal, no existiendo límites capaces de
encorsetar la definición de su arte.

Sin embargo, sí es posible
establecer algunas aportaciones de Leonardo da Vinci al mundo de
la pintura concretadas en el valor otorgado a paisajes y
atmósferas (que se constituyen en un elemento más
de importancia a añadir al conjunto de la obra), la
creación de la técnica del esfumato, la
simetría clásica de sus composiciones, encuadradas
geométricamente, además de un amor por el detalle y
la veracidad responsables de la enorme importancia que
concederá al conocimiento de la naturaleza y a la
preparación previa a la ejecución de la
pieza.

Leonardo di Ser Piero da Vinci nació en la
pequeña localidad de Anchiano en 1452, a las afueras de
Florencia. Se induce a pensar que era hijo ilegítimo ya
que firmaba sus trabajos como Leonardo, sin emplear el nombre de
su padre. Falleció en Cloux, Francia, en 1519 en los
brazos del Rey Francisco I, siendo enterrado en la capilla de
Saint-Hubert en el Castillo de Amboise.

Desde temprana edad se destacó en la pintura, la
geometría, la mecánica, la ingeniería
militar, las ciencias naturales y la música, entre otras
artes. Según constancias documentales, preconcibió
el avión, el carro de combate, la escafandra de buceo, el
paracaídas y un artefacto parecido al helicóptero
entre otros. Sus primeros bocetos eran de tal calidad que tan
pronto como su padre los mostró al pintor Andrea del
Verrocchio, éste tomó al joven de catorce
años como aprendiz. Posteriormente Leonardo montó
su propio taller como pintor independiente en
Florencia.

Vivió en una época en la que el humanismo
y el estudio de los clásicos estaban de plena vigencia;
sin embargo, parece que tuvo dificultades intentando aprender
latín y griego, los idiomas cultos. Leonardo
escribió la mayor parte de sus escritos en toscano, un
dialecto florentino, y en una de las primeras formas
básicas de encriptación, escribía al
revés, especularmente, de manera que había que leer
sus escritos a través de un espejo.

En su faceta socio-afectiva, toda su vida estuvo rodeado
de jóvenes atractivos, reflejando en su arte,
principalmente, la belleza masculina, lo que unido a la ausencia
de relaciones duraderas con mujeres, así como registros
históricos, han llevado a concluir a algunos historiadores
que Leonardo tenía un fuerte interés
erótico, enfocado casi exclusivamente hacia lo masculino.
A lo largo de su vida, Leonardo se mantuvo como vegetariano por
razones éticas.

Después de su muerte, su discípulo
Francesco Melzi, ordenó y catalogó las miles de
hojas con anotaciones y dibujos de diversa índole,
escritas por ambas caras, salpicadas de numerosas ideas, dibujos
y bocetos, que Leonardo le había dejado en su testamento.
De lo recopilado, el resultado más coherente y terminado
fue su "Tratado de la pintura".

  • FRANCESCO PETRACA

(Arezzo, actual Italia, 1304-Arqua, id., 1374) Poeta y
humanista italiano. Durante su niñez y su primera
adolescencia residió en distintas ciudades italianas y
francesas, debido a las persecuciones políticas de que fue
objeto su padre, adherido al partido negro güelfo.
Cursó estudios de leyes en Carpentras, Montpellier,
Bolonia y Aviñón, si bien nunca consiguió
graduarse.

Según relata en su autobiografía y en el
Cancionero, el 6 de abril de 1327 vio en la iglesia de Santa
Clara de Aviñón a Laura, de quien se enamoró
profundamente. Se han hecho numerosos intentos por establecer la
identidad de Laura, e incluso sus contemporáneos llegaron
a poner en duda su existencia, considerándola una
creación para el juego literario. Petrarca defendió
siempre, sin embargo, su existencia real, aunque sin revelar su
identidad, lo que ha inducido a pensar que quizá se
tratara de una mujer casada. Sí está comprobado, en
cambio, que mantuvo relaciones con otras mujeres y que dos de
ellas, cuyos nombres se desconocen, le dieron dos hijos: Giovanni
y Francesca.

La lectura de las Confesiones de san Agustín en
1333 lo sumió en la primera de las crisis religiosas que
le habrían de acompañar toda la vida, y que a
menudo se reflejan en su obra, al enfrentarse su apego por lo
terreno a sus aspiraciones espirituales. Durante su estancia en
Aviñón coincidió con Giacomo Colonna,
amistad que le permitió entrar al servicio del cardenal
Giovanni Colonna. Para este último realizó varios
viajes por países europeos, que aprovechó para
rescatar antiguos códices latinos de varias bibliotecas,
como el Pro archia de Cicerón, obra de la que se
tenían referencias pero que se consideraba
perdida.

Con el fin de poder dedicarse en mayor medida a la
literatura, intentó reducir sus misiones
diplomáticas, y para ello consiguió una
canonjía en Parma (1348) que le permitió disfrutar
de beneficios eclesiásticos. Posteriormente se
trasladó a Milán, donde estuvo al servicio de los
Visconti (1353-1361), a Venecia (1362-1368) y a Padua, donde los
Carrara le regalaron una villa en la cercana población de
Arqua, en la cual transcurrieron sus últimos
años.

Su producción puede dividirse en dos grupos:
obras en latín y obras en lengua vulgar. Las primeras
fueron las que le reportaron mayor éxito en vida, y en
ellas cifraba Petrarca sus aspiraciones a la fama. Cabe destacar
en este apartado el poema en hexámetros África, que
dejó inacabado y en el que rescata el estilo de Tito
Livio, las doce églogas que componen el Bucolicum carmen y
la serie de biografías de personajes clásicos
titulada De viris illustribus. Reflejo de sus inquietudes
espirituales son los diálogos ficticios con san
Agustín recogidos en el Secretum.

Petrarca logró en vida una importante fama como
autor latino y humanista, tal como prueba su coronación en
Roma como poeta, en 1341. Sin embargo, sus poemas en lengua
vulgar recogidos en el Cancionero fueron los que le dieron fama
inmortal. Aunque él los llamaba nugae (pasatiempos), lo
cierto es que nunca dejó de retocarlos, y preocuparse por
su articulación en una obra conjunta, lo cual denota una
voluntad de estilo que por otra parte resulta evidente en cada
una de las composiciones, de técnica perfecta y que
contribuyeron grandemente a revalorizar la lengua vulgar como
lengua poética.

En la primera parte del Cancionero, las poesías
reflejan la sensualidad y el tormento apasionado del poeta,
mientras que tras la muerte de Laura, acontecida según
declara el poeta en 1348, su amor resulta sublimado en una
adoración espiritual. Petrarca supo escapar a la
retórica cortés del amor, transmitiendo un aliento
más sincero a sus versos, sobre todo gracias a sus
imágenes, de gran fuerza y originalidad. Su influencia se
tradujo en la vasta corriente del petrarquismo.

  • DANTE ALIGHIERI

Dante (o Durante) Alighieri fue hijo del primer
matrimonio del prestamista o comerciante Bellincione d'Alighiero
con Gabriella o Bella (probablemente perteneciente a la familia
Abati). Tenía una hermana mayor y, tras la temprana muerte
de su madre (h. 1270) y las segundas nupcias de su progenitor con
Lapa di Chiarissimo Cialuffi, gozó también de la
compañía de dos hermanastros Francesco y
Gaetana.

Nació en Florencia bajo el signo de
Géminis, entre el 15 de mayo y el 15 de junio de 1265;
él mismo remonta su linaje hasta su tatarabuelo
Cacciaguida, ennoblecido por Conrado III y muerto en la segunda
cruzada a Tierra Santa en 1147. Pero se tiene por más
seguro que perteneciera a una familia de la nobleza urbana, con
pocas propiedades, dedicada desde antiguo al comercio. De hecho,
tanto su padre como su abuelo Bellincione tenían fama de
usureros.

A finales del siglo XIII, concretamente el mismo
año del nacimiento de Dante, Florencia perdió su
talante de ciudad liberal, sometida hasta entonces a la
égida de los gibelinos (partidarios del poder imperial
contra el papado), y comenzó un período de cruentas
luchas con los güelfos, a su vez divididos en facciones que,
si bien reconocían su sumisión al papado,
entablaban entre sí guerras tan abiertas como aquellas que
los enfrentaban con el enemigo común. Según algunos
cronistas, el padre de Dante había sido gibelino. Otros
adscriben la familia a los güelfos. Es seguro, sin embargo,
que Dante perteneció al partido güelfo, y, dentro de
éste, a la facción de los «blancos»
moderados.

Sus años de infancia y juventud coincidieron con
los más pacíficos que conoció Florencia en
la época, sobre todo hasta la ascensión en 1295 de
Bonifacio VIII al trono de San Pedro. A partir de entonces,
Dante, que ya había participado, como soldado güelfo,
en el sitio de Poggio di Santa Cecilia contra los aretinos (1285)
y había sido jinete en la batalla de Campaldino (1289),
también contra los gibelinos, se adhirió
abiertamente a los ideales políticos de democracia e
independencia comunal de los güelfos.

Beatriz y La vida nueva

En 1274, a los nueve años, Dante había
encontrado por primera vez a Beatriz, probablemente hija de Folco
Portinari. A los dieciocho tuvo lugar el segundo encuentro; ambos
están consignados en La vida nueva una obra de juventud de
originalísima forma, consistente en una colección
de treinta y un poemas engarzados por una prosa entre conceptual
y autobiográfica. Su argumento recorre los dieciocho
años a partir del primer encuentro con Beatriz; los
treinta y un poemas constituyen la cumbre del dulce stil nouvo
(denominación acuñada por el mismo Dante en un
verso del Purgatorio), practicado previamente por los poetas
Guido Guinizelli y Guido Cavalcanti bajo la influencia directa de
la poesía provenzal de los trovadores.

Según costumbre de la época, con once
años de edad el joven poeta vio concertado su matrimonio
con Gemma Donati, con quien se casó, probablemente entre
1285 y 1293, y de la que tuvo al menos cuatro hijos: Giovanni,
Pietro, Jacopo y Antonia. Esta última le sobrevivió
y tras la muerte de su insigne padre ingresó en un
convento con el nombre de Beatriz. Pero muy poco se sabe de la
vida familiar y conyugal de Dante; él se ocupó en
cambio de consignar para la posteridad los datos fundamentales de
su verdadera vida espiritual y amorosa ligada a
Beatriz.

No menos importante que los encuentros con Beatriz
fueron los lazos intelectuales con el humanista Brunetto Latini,
retornado desde el exilio a Florencia en 1266, y el gran Guido
Cavalcanti. Del primero de ellos, Dante aprendió tanto los
secretos de la retórica latina como los placeres de la
escritura en lengua romance; fue Latini quien le
proporcionó los modelos para obras de juventud como ll
fiore (1295-1300), en las que Dante adaptó al verso
italiano el Roman de la Rose. La poesía en lengua romance
contaba con sólo cincuenta años de vida en Italia
cuando Guinizelli y Cavalcanti, bajo el influjo un poco
más lejano del pionero Guittone d'Arezzo, fundaron la
escuela de los fedeli d'amore ('fieles del amor'), inventaron la
figura de la «mujer angélica» (en la que se
aunaban la belleza física y la pureza celestial) y
plasmaron la gran poesía lírica italiana que
culminaría en Dante y Petrarca. De allí
surgió la imagen de Beatriz, que asumiría en la
Divina Comedia dimensiones teológicas y filosóficas
impensadas.

  • GIOVANNI BOCACIO

Poeta y humanista italiano, uno de los más
grandes escritores de todos los tiempos. Boccaccio probablemente
nació en París aunque sea un hecho muy discutido,
hijo ilegítimo de un comerciante florentino y una noble
francesa. Criado en Florencia, fue enviado a estudiar el arte del
comercio a Nápoles, hacia el 1323. Abandonó la
contabilidad por el Derecho Canónico y éste por los
estudios clásicos y científicos. Formó parte
de la corte de Roberto de Anjou, rey de Nápoles. Se
suponía que el rey tenía una hija ilegítima,
Maria dei Conti d"Aquino. Aunque no se han encontrado pruebas
concluyentes de su existencia, se ha dicho que fue amante de
Boccaccio y que inspiró gran parte de su obra. Puede
incluso que sea la Fiammetta immortalizada en sus
escritos.

A su regreso a Florencia, hacia 1340, Boccaccio
desempeñó varios cargos diplomáticos con el
gobierno de la ciudad, y en 1350 conoció al gran poeta y
humanista Petrarca, con el que mantuvo una estrecha amistad hasta
la muerte de Petrarca en 1374. En 1362, un amigo invitó a
Boccaccio para que fuera a Nápoles, prometiéndole
el patronazgo de la reina Juana. Una fría recepción
por parte de la corte de la reina le llevó a buscar la
hospitalidad de Pretarca, que entonces estaba en Venecia (1363).
Sin embargo, rechazó la oferta que le hizo Petrarca de una
casa y regresó a su propiedad de Certaldo (cerca de
Florencia). Los años finales de Boccaccio, en los que se
dedicó a la meditación religiosa, tuvieron la
alegría de su nombramiento en 1373 como lector oficial de
Dante. Su serie de lecturas quedó interrumpida por una
enfermedad en 1374, y murió el año
siguiente.

La obra más importante de Boccaccio es El
Decamerón, que empezó en 1348 y terminó en
1353. Esta colección de cien relatos ingeniosos, alegres,
se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos educados,
afortunados y discretos, siete mujeres y tres hombres, para
escapar a un brote de peste se refugian en una villa de las
afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros
durante un periodo de diez días (de ahí el
título) con una serie de relatos contados por cada uno de
ellos por turno. El relato de cada día termina con una
canzone, una canción para bailar entonada por uno de los
narradores; estas canciones representan algunas de las muestras
más exquisitas de la poesía lírica de
Boccaccio. Al terminar el cuento número cien, los amigos
vuelven a sus casas de la ciudad. El Decamerón es la
primera obra plenamente renacentista ya que se ocupa sólo
de aspectos humanos y sin hacer mención a temas religiosos
y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los
cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor; por la
brillantez de su escritura, y por su penetrante análisis
de los personajes. En esta obra Boccaccio reunió material
de muchas fuentes: fabliaux franceses, clásicos griegos y
latinos, relatos populares y observaciones de la vida italiana de
su época. El Decamerón rompió con la
tradición literaria y, por primera vez en la edad media,
Boccaccio presentó al hombre como artífice de su
destino, más que como un ser a merced de la gracia
divina.

Entre los otros escritos de Boccaccio se cuentan tres
obras que se cree fueron inspiradas por Fiammetta: su primer y
extenso romance en prosa Il Filocolo (1336), Elegía de
Madonna Fiammetta (1344), las dos referidas a amantes
desdeñados e Il Corbaccio (1354). Su Filostrato (1338) y
la Teseida (1340-1341) son poemas en octava rima, una forma
métrica que Boccaccio llevó a la perfección.
También escribió una vida de Dante, con un
comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas,
científicas y poéticas en latín, entre ellas
De Claris Mulieribus (1360-1374). La obra de Boccaccio
influyó en muchos escritores de toda Europa como Margarita
de Navarra, Michel de Montaigne, Geoffrey Chaucer, Shakespeare y
John Dryden.

  • GEOFFREY CHAUCER

Geoffrey Chaucer filósofo, poeta y escritor de
los conocidos Cuentos de Canterbury, fue uno de los autores
más admirados de la época. Una amplísima
cultura clásica y un gran conocimiento de su literatura
influyeron en una extensa obra que abarca temas de gran
interés para la mayor parte de la sociedad. Utilizó
un lenguaje apropiado a la audiencia a la que iban dirigidos y
legitimó el uso del inglés en la literatura
profana.

El presente volumen recoge El libro de la duquesa, la
Casa de la Fama, el Parlamento de las aves y la Leyenda de las
buenas mujeres, siendo la primera vez que esta última
aparece traducida al español y que se presentan juntas.
Una interesante introducción y una importante
bibliografía comienzan y cierran el trabajo.

En el camino hacia un humanismo renacentista, con un
brillante y extenso bagaje de cultura clásica,
tropezó con la Alegoría quien le
acompañó durante toda su obra y junto a la
Mitología, la Simbología, la Metáfora, la
Ironía, la Sátira y la Comparación, crearon
múltiples personificaciones, antropomorfismos y
endiosamientos de conceptos cuya abstracción y poca
concreción permite excesos literarios, ofreciendo una
materialización de la idea a la manera convencional de la
época, actuando como agente sintetizador entre el mundo
antiguo y la sociedad medieval.

Es común a todas estas obras que el autor se
presente como un personaje más, soñando y narrando
lo que soñaba, creando su propio álter ego en un
mundo onírico con acentuados temperamentos
mitológicos. Adelantándose a Freud y a Jung, y
continuando la línea de algunos clásicos como
Ovidio y Virgilio, contribuyó literariamente a la
presentación artística de los sueños y sus
significados; sueños en los que se presentan dimensiones
paralelas a la realidad en una relación privilegiada entre
el inconsciente humano y el divino mitológico, en un
estado ambivalente de reposo y acción
onírica.

Estos cuatro libros dejan una magnífica
constancia escrita de la sociedad medieval del siglo XIV y de
algunos de los temas que más le preocupaban como es el
caso del amor. Desde el amor sensual al espiritual, pasando por
el amor cortés y el alegórico, quien se muestra en
ocasiones con los ojos vendados no por su falta de visión
sino por la irracionalidad y la oscuridad de algunos
comportamientos en su nombre; todos esos amores constituyen un
vínculo común explícito o implícito a
las cuatro obras.

Entre el blanco de la pureza y el negro de la
caótica oscuridad, se presenta el amor arrebatado por la
ambivalente Fortuna en El Libro de la duquesa . A través
de una desesperación rayando la demencia y una desmesurada
pena por la muerte de su amada, el caballero llora la
pérdida y detalla sus extremas virtudes a partir de un
educado lenguaje, cargado de una moral propia del
medioevo.

La unilateral visión masculina con ausencia de la
voz femenina, presenta una excéntrica obediencia y un
exuberante sentimiento que sólo tienen sentido en el
decoro y grandilocuencia del lenguaje del amor cortés,
forma de hablar, sentir y actuar que dignifica al señor
convirtiéndole en vasallo en el amor.

Frente a esta presentación del sentimiento, en El
Parlamento de las aves la jueza Naturaleza dirime sobre la
legitimación del consentimiento y, diferentes voces
adornadas de irónicas alegorías y
sarcásticas metáforas, muestran su amor en un
paradisíaco vergel aromático y musical.

En un onírico, fantástico y
alegórico juicio, se presenta Chaucer ante el Amor, en La
leyenda de las buenas mujeres. Defendido por la superioridad
racional de la dama y a modo de penitencia, comienza Chaucer a
escribir un inacabado libro con forma didáctica a modo de
exempla, en honor a esas mujeres que han confiado y honrado el
amor con sus pensamientos, actos y omisiones, alabando su
fidelidad y condenando la falta de legitimidad e ingenuas
creencias en determinados juramentos.

No es el Amor el único personaje alegórico
que juega un papel importante en la obra de Chaucer. En La casa
de la Fama bajo lujosos y austeros decorados oníricos,
diserta sobre las apariencias y razona sobre el conocimiento, la
sabiduría y la ciencia . En un punto estratégico
donde todos los sonidos y sus armónicos se expanden en
progresión geométrica y son audibles
independientemente de su veracidad, la diosa Fama concede su
cualidad con aleatoriedad.

Conclusiones

Mis conclusiones son que gracias a este trabajo tuve la
oportunidad de recordar temas vistos en años anteriores, y
además no solo eso sino también cabe mencionar que
aprendí, temas nuevos que realmente son de cultura general
acerca de la literatura medieval como un movimiento muy
importante durante la edad media, generado en Europa durante mas
del mil años , que se caracterizo principalmente por ser
una época en la que se escribieron principalmente libros
de tipo religioso destacando las obras de don Gonzalo de berceo
con su obra los milagros de nuestra señora, o con las
obras escritas por don juan manuel como el conde Lucanor o la
obra escrita por Fernando de Rojas llamada la Celestina y es que
durante el periodo medieval hubo hermosas manifestaciones como
los cantares de gesta, en los cuales se destacaron los juglares,
que iban de pueblo en pueblo contando mientras cantaban las
hazañas de los héroes, y los trovadores que
cantaban sus poemas en las altas cortes y reuniones publicas,
todo lo relacionado con estos temas me parecio muy importante ya
que en la época medieval predomino lo religioso y en el
periodo del humanismo predomino el hombre como centro de todo, y
sus pensamientos también fueron elementales, este trabajo
me sirvió mucho para reflexionar acerca de todo lo que
implica realizar una investigación como esta, ya que hay
que consultar, y la verdad pienso que lo que consulte realmente
puede llegar a ser poco refiriéndome a lo que en realidad
puede abarcar todos estos temas.

Bibliografía

http://www.slideshare.net/Lilyan/literatura-medieval-506614

http://www.xuletas.es/ficha/la-epica-y-la-poesia-cortesana/

http://recursos.cnice.mec.es/lengua/profesores/eso3/t1/teoria_5.htm

http://www.librosvivos.net/smtc/hometc.asp?temaclave=1089

http://co.kalipedia.com/literatura-castellana/tema/literatura-medieval/literatura-medieval-caracteristicas.html?x=20070418klplyllic_122.Kes&ap=3

http://lengua.laguia2000.com/literatura/literatura-medieval

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturaespanola/edadmedia/

http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/origenes-epica-medieval.html?x=20070418klplylliu_48.Kes&ap=0

http://www.ciudadseva.com/textos/estudios/roldan/epica.htm#LEYENDAS
Y EPOPEYAS DE LOS GERMANOS

http://www.webdianoia.com/moderna/renhum/renhum.htm

html.rincondelvago.com/humanismo-italiano.htm

http://www.historialuniversal.com/2010/07/humanismo.html

http://aprehenderlahistoria.blogspot.com/2011/05/caracteristicas-del-humanismo.html

http://www.arteespana.com/leonardodavinci.htm

http://www.cienciapopular.com/n/Historia_y_Arqueologia/Leonardo_da_Vinci/Leonardo_da_Vinci.php

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/dante/

http://www.arteshoy.com/lit20051205-2.html

Microsoft ® Encarta ® 2009.
© 1993-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos los
derechos.

 

 

Autor:

Maria Fernanda Gomez
Camacho

Trabajo de español
entregado

a el Licenciado Alejandro Ibarra

Quintero como nota final del

segundo periodo
académico.

ASESOR

ALEJANDRO IBARRA QUINTERO

UNIDAD EDUCATIVA TECNICA
MUNICIPAL

TEODORO AYA VILLAVECES

AREA: ESPAÑOL

FUSAGASUGA

2012

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter